Las plataformas tecnológicas como apoyo a las políticas de salud ayudarán a combatir pandemias. Herramientas como dispositivos, aplicaciones y la inteligencia artificial serán una fuente confiable de información para manejar estratégicamente los recursos durante los brotes epidémicos.
Es la noticia del momento, el rol de la tecnología se ha dado conocer durante la epidemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19).
Aún el mundo sigue luchando la batalla. Sin embargo, algunos países experimentan los efectos positivos de las medidas implementadas y paulatinamente divisan un escenario esperanzador. Comienzan a abrir las tiendas y los ciudadanos retoman sus actividades laborales con medidas de seguridad. No obstante, expertos advierten el riesgo de confiarse y la importancia de mantener tecnologías de detección y seguimiento a los contagiados, especialmente ante la posibilidad de rebrotes.
Algunas estrategias para evitar la propagación de virus, así como su prevención y tratamiento, van de la mano de tecnologías para apoyar las políticas de salud de los países y ofrecer una buena expectativa. Problemas como la interoperabilidad y accesibilidad al uso de herramientas digitales son parte de los aspectos básicos que deben trabajarse. De todas maneras, resolver la vigilancia epidemiológica a través de tecnologías digitales es una realidad y existen muchos proyectos que han figurado los últimos meses en la lucha contra la COVID-19.
Para nombrar algunos ejemplos, el modelo aplicado en Corea del Sur generó una baja mortalidad a pesar de tener un alto número de casos, ¿cómo lo lograron? Pues combinaron testeos masivos con intercambio de información a tiempo real sobre los contagios.
Otra realidad, es el nuevo dispositivo tipo casco que está siendo utilizado en China, Italia y Dubai, y permite identificar rápidamente a personas con síntomas de enfermedad y lee los códigos QR que identifican a personas inmunizadas. Integra tecnologías como la imagen termal, software de inteligencia artificial y sistemas de aviso a los transeúntes. Sus desarrolladores afirman que con tres unidades es posible controlar todo el tráfico humano de una estación de metro.
Grandes compañías tecnológicas han participado con soluciones a la situación mundial, aportando calidad a la información a la que tienen acceso los pacientes. Facebook a través de WhatsApp junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), promueve que solo un mensaje con la palabra “Hola” al número +41 22 501 76 90, inicie un chat bot que responde preguntas relacionadas con el COVID-19, incluyen versiones en distintos idiomas proyectando un alcance de 2.000 millones de usuarios.
Por otra parte, Google centralizó información y estadísticas en una página dedicada al coronavirus a modo de prevenir las fake news.
No dejamos de lado el desarrollo del detector de coronavirus portátil por un grupo de investigadores español. La innovación analiza las superficies por medio de imagen multiespectral e interpreta con algoritmos de inteligencia artificial. Aún no está disponible pero quizás será de utilidad para la próxima pandemia.
En la actualidad, el sector privado y público contempla con expectativas el uso de Big Data e Inteligencia Artificial (IA) en el ámbito de la salud, impulsado incluso desde los gobiernos. Su aplicación permite mejorar procesos de registro y análisis de datos, estratificar perfiles de pacientes, gestionar enfermedades crónicas y contribuir a procesos de triaje, entre otras cosas. Estas herramientas poderosas, no están exentas de riesgos como la sobre interpretación y ponderación de la información generada.
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